Generalmente se le suele dar una connotación negativa a las "rutinas", se les ve como si fueran impuestas, aburridas, sin sentido, agobiantes, esclavizadoras... y la verdad es que muchas veces es cierto, tal como cuando decimos de nuestra vida en pareja o los estudios o el trabajo "se convirtió en una rutina".
Sin embargo, no siempre es así.
Una rutina de ejercicios prepara al cuerpo para estirar/fortalecer determinadas partes de nuestra anatomía y prepararla para otras actividades, una rutina de horario para la lectura nos ayuda a prepararnos mentalmente para concentrarnos a viajar entre letras, líneas y conocimiento, además de avanzar a paso regular para pasar a otros lecturas nuevas, interesantes o importantes, una rutina de actividades diarias nos permite distribuir el tiempo diario y disminuir la posibilidad de postergar las cosas importantes.
Así me llegó el momento de volver a establecer mis rutinas.
Hace poco más de un año entramos en modo pandemia y muchas de nuestras rutinas se acabaron, aunque abrigaba la esperanza de que solo sería unas semanas y luego volveríamos a la normalidad, pero interiormente quería reprimir mi duda, que esto tomaría varios meses, años.